Me contaron que un importante grupo investigador de no sé qué universidad ha establecido una relación directa entre la ingesta masiva de hamburguesas, sobre todo si son de oferta, y el consumo de vídeos de TikTok. Otras consecuencias acreditadas son el desprestigio del jamón de Jabugo y de la música de los 60, el desprecio por la literatura que no sea de intriga, el éxito de “First Dates” y la supresión del “usted” en la conversación pública. También explicaría el extraño fenómeno observado en los cantantes de rap, que ahora berrean con voz mimosa, de tono similar al utilizado por los preadolescentes cuando se exculpan de algún pecadillo del que hubieran sido pillados in fraganti.
Al parecer, las principales cadenas de hamburguesería han asumido su cuota de responsabilidad. Una de ellas acaba de prometer que sus menús “Happy meal” irán acompañados de un botellín de cazalla del bueno, a ver qué pasa. Apostarán por el método prueba / error hasta dar con la solución definitiva a un problema que, o se ataja a tiempo, o se nos puede ir de las manos.