Eduardo Blanco ©

Críticas

«Heredera al tiempo de la misantropía quirúrgica de Flaubert y de la burlona de Kafka, la narrativa de Manolo García Rubio explora la delgada línea que nos separa de los animales. Es, a fin de cuentas, un canto a la ética tal como la conocemos hoy: sepultada bajo el muro de palabras que alza el discurso ensimismado de eso a lo que seguimos llamando el hombre moderno». Javier Azpeitia.

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«Un narrador ágil que logra resolver el tour de force argumental».  Javier Calvo, en El País.

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«Las novelas de Manuel García Rubio entran como seda, se desarrollan sólidas, te atrapan con fuerza y te dejan esa sensación plena que sólo provoca la literatura deslumbrante. Sabe llevar al lector porque posee el asombroso don de construir contando, narrar viviendo y sentir profundo, esa manera precisa de convertir lo intangible en escritura». Pepe Colubi.

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“La obra de Manuel García Rubio se sustenta en una prosa serena y eficaz, tan reconocible como admirable, a la que el autor añade un generoso derroche de imaginación para armar e hilvanar sus tramas. Un maestro lápiz en ristre”. Fernando Fonseca.

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«En toda su obra hay un denominador común: la causa de la infelicidad». Daniela Gisbert, en Lea, Buenos Aires.

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«La historia de España -las historias de los españoles en función de la general del país, mejor dicho-, es un elemento de peso en buena parte de la obra literaria de Manuel García Rubio». José María Goicoechea, en Tiempo.

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«Un autor fundamental en la colección Nueva Biblioteca de LdeT». Pote Huerta, editor de Lengua de Trapo.

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“Un escritor que no ha dejado de hilar fino”. Javier Memba, en El Mundo.

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«Así pues, queda confiar en la sabia utilización de los recursos, y en la pluma de García Rubio eso es prácticamente garantía de buen fin».Carolina León, en Qué Leer.

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“El arte de García Rubio no solo logra desmontar cualquier prevención posible ante la inverosimilitud de lo narrado, sino que logra conmover y emocionar, sin renunciar al tiempo a la risa -una risa que, en el caso que nos ocupa, es siempre una risa inteligente- y a la reflexión, sobre todo acerca de la felicidad impuesta no como un derecho, sino como un deber”. Ricardo Menéndez Salmón, en El Comercio.

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“Manuel García Rubio es un escritor diferente y recalcitrante. Con terquedad, escribe siempre desde una posición voluntariamente esquinada dentro de una literatura, la española, cada vez más manierista. Es fiel a sí mismo, y eso lo saben sus fieles lectores”. Enrique Murillo.

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«Manolo García Rubio construye sus textos con tal rigor, con materiales narrativos de tan buena calidad, y con tan cuidadosa escritura armados, que si fuese arquitecto se le podría encargar con toda confianza la casa. Además, dentro de la casa resonarían de fondo ecos de la música estilística de Clarín, cosa que el oído asturiano agradece mucho». Luis Pérez Ortiz.

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“Cuando los escritores son buenos, cuanto más publiquen mejor”. Tino Pertierra, en La Nueva España.

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«Manuel García Rubio escribe con una estilográfica cuyo plumín horada la piel con una profunda huella de sabiduría. Cada palabra escrita es precisa y acertada. Su prosa tiene la rigurosidad de los maestros y la precisión de los buenos cirujanos. Un escritor imprescindible para quienes aman la Literatura (con mayúscula)». Emilio Ruiz Barrachina.

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«Manuel García Rubio es un escritor con las ideas muy claras. (…). Si admitimos esa división entre escritores de brújula, los que avanzan orientándose sobre la marcha, y de mapa, los que siguen un plan, García Rubio pertenece decididamente a los segundos. (…). Sus novelas están llenas de cargas de profundidad». Ángel Vivas, en Época.