A propósito del libro “La supervivencia de los más ricos”, de Douglas Rushkoff, publicado por Capitán Swing, prometí desvelar un extracto de las actas secretas del Club Bilderberg, un conocido clan de magnates, extraído de mi última novela, “Gran Bar Distopía”.  Lo revela un personaje que se hace llamar “Iceberg”, él sabrá por qué, en el foro de internet “SurvivalPost”. Aquí va, tal cual. Yo no digo que sea cierto, pero tampoco lo contrario.

“Os copio lo que tiene más carnaza, vale? Es un resumen de las intervenciones de la reunión del 12 agosto pasado que hicieron J.K.(Jr.), Ppe. AbM, D.T. y G.N. (…) Está claro que mandan mucho y que no se muerden la lengua. (…).

J.K. (Jr.): Señoras y señores: De las distintas intervenciones que hemos oído en esta sala destacan tres o cuatro puntos que reman en la misma dirección. Veamos, tengo aquí mis notas. Sí, en efecto. Las leo:

Primero. Todos los que nos encontramos aquí y algunos otros estamos dedicando cantidades ingentes de dinero a la investigación científica que aspira a tres objetivos prioritarios para nosotros y para los intereses de nuestros descendientes, a saber: extender nuestra esperanza de vida hasta por lo menos los 120 o los 130 años dentro del proyecto Gilgamesh, mejorar nuestra calidad genética por medio de una suerte de selección artificial que, editando nuestro ADN, multiplique por 20, por 30 o por 100 nuestras capacidades físicas y mentales y conseguir que el grueso del trabajo necesario para una existencia cómoda sea realizado por robots que no consuman más que lo imprescindible y que (esto lo digo yo) carezcan de veleidades sindicales.

(Risas).

Se trata de objetivos que están ya al alcance de la mano y que en 2050 se hallarán plenamente consolidados.

Segundo. Las proyecciones de los demógrafos de la ONU nos dicen que, en 2050 también, la población mundial será de 9.700 millones de individuos, si nadie lo remedia.

(Murmullos y risas).

Tercero. Finalmente, reconozcamos que a ninguno de nosotros nos alarma demasiado eso del cambio climático. Luchar contra el cambio climático no nos garantiza nada y, además, nos exigiría un tiempo y un dinero que está mejor invertido en los tres objetivos científicos de los que hablé en primer lugar. De hecho, en cada cumbre mundial sobre el asunto, todos salen conjurados para tomar medidas, pero al final cada país hace lo que considera oportuno, y es lo cierto que, en el fondo, los que nos encontramos aquí estamos convencidos de que esto ya no hay quien lo pare.

La consecuencia parece clara: en 2050, buena parte de nuestro planeta, el 50 o el 60 por 100 tal vez, será muy hostil para vivir. Habrá temperaturas extremas, frecuentes sequías y huracanes, terremotos, hambrunas, inundaciones, guerras civiles para acaparar recursos… Un verdadero asco.

(Risas).

Los que podamos instalarnos en las zonas más amables del planeta no contaremos con mucho más que el 30 o el 40 por 100 del territorio actual para escoger. Espero que, entre nosotros, seamos capaces de repartírnoslas.

(Carcajadas).

Cuarto. Con todo lo anterior, la pregunta que debemos hacernos salta por sí sola: En 2050, ese 30 o 40 por 100 de tierra habitable, ¿será suficiente para albergar 9.700 millones de personas que cuenten con una esperanza de vida de 130 años y de las cuales el 60 o el 70 por 100 serán individuos objetivamente inferiores a nosotros que, para más inri, no dispondrán de trabajo ni de función humana alguna que cumplir?”.

Hasta aquí lo que me está permitido divulgar. Que cada uno responda a la última pregunta según su leal saber y entender. Yo ya lo hice. Las conclusiones me dan miedo…