«Sal»
Ediciones Lengua de Trapo
Madrid, 2008; 510 páginas
Reconocida entre las cinco mejores novelas publicadas en España en 2008 por la Fundación José Manuel Lara Hernández
La crítica dijo
Óscar López, en Página 2, de TVE, ha dedicado un programa a “Sal”, que puede verse en:
https://www.rtve.es/play/videos/pagina-dos/pagina-2-miniclub-lectura/410151/
“A Manuel García Rubio (autor de muy buenas novelas, como Green y España, España, entre otras) le han cuadrado todos los ingredientes de su nueva novela, Sal. Con una historia que nunca deja de perder interés, Sal se retroalimenta con sus propios argumentos literarios: hacer ficción de la ficción. (…). Hay en Sal potencia narrativa. Hay una actitud de autocontrol con la fibra sentimental”. J. Ernesto Ayala-Dip, en Babelia.
“García Rubio lo convierte en una interesante y arriesgada novela experimental, impregnada de humor, de críticas a temas actuales, de indagación sobre el proceso creativo y la muerte de la novela. y que el escritor trama con agilidad, con inteligencia y con un estilo que funde la técnica cinematográfica y la novela con claros homenajes al cine de Dreyer, a la nouvelle vague, a Niebla de Unamuno y al Ser o no Ser hamletriano, que subyace en esta novela distinta, exigente y melancólica”. Mario Elvira, en El Mercurio.
“Esta es una novela de verdad arriesgada, pues presupone un generoso voto de confianza y paciencia de un lector que, de ser fiel y esforzado, quedará atrapado en las 200 páginas finales mientras ve confluir las líneas de fuerza de la narración y encuentra el sentido que se ocultaba tras un aparente caos. (…). Magistral es el capítulo que se ocupa del desvelamiento del secreto de infancia de la señora Gladstone (…). Y qué original y poética la coda final, ese capítulo 49 que cierra, diluye el libro”. Ernesto Calabuig, en El Cultural.
“Es un trabajo de artesanía primorosa lograr captar y mantener la atención y, a pesar de la pseudonovela de intriga que se entremete en la segunda mitad -o gracias a ella-, hacer que el lector quiera correr por las páginas en pos de ese sentido, inútil y fatal pero necesario sentido, que es el premio último”. Carolina León, en Qué Leer.
“La trama de Sal se desenrolla, gira sobre sí misma y empieza una y otra vez. Novela original, con descanso y títulos de crédito incluidos”. Antonio Fontana, en ABC de las Letras.
“Sal ha de servir, de una vez por todas, para democratizar la voz de Manuel García Rubio ante un público mucho más amplio (…). El arte de García Rubio no solo logra desmontar cualquier prevención posible ante la inverosimilitud de lo narrado, sino que logra conmover y emocionar, sin renunciar al tiempo a la risa -una risa que, en el caso que nos ocupa, es siempre una risa inteligente- y a la reflexión, sobre todo acerca de la felicidad impuesta no como un derecho, sino como un deber”. Ricardo Menéndez Salmón, en El Comercio.
“Manuel García Rubio se confirma, con Sal, como el sólido valor literario que anunciaron sus anteriores libros. (…). La historia de España -las historias de los españoles en función de la general del país, mejor dicho-, es un elemento de peso en buena parte de la obra literaria de Manuel García Rubio. (…). Tiene, además, Manuel muy buena mano para manejar personajes un tanto frikis, estrafalarios, como es este Urbano Expósito y, sobre todo, como son sus amigos”. José María Goicoechea, en Tiempo.
“Artefacto sutilmente ideado, Sal es una novela de ambiciones totales, acaparadora y dotada de un lenguaje fresco a la vez que preciso, directo y dolido, juguetón y cercano, una obra que es también un homenaje al oficio de escribir y a su lenguaje narrativo, un poco como lo era aquel Sol del membrillo de Víctor Erice. (…). Poco a poco, con gusto, nos habla de unas personas que habitan una sociedad líquida, en la que crecer y madurar ya no es una necesidad, en la que el placer inmediato o la postergación del deseo son acciones habituales a las que empuja el miedo o el horror vacuo, una sociedad en la que el hombre se desconoce, desconoce su oficio en el mundo, siente que se diluye y en la que, por ello, necesita de una película que vivir”. Guillermo Aguirre, en Ámbito Cultural.
“Con razón esta novela ha maravillado a todos los que han tenido la paciencia de acabársela. Esto merece un comentario. Primero: la crítica española ha rendido inhabitual honor unánime a la séptima novela del escritor asturiano -aunque nacido en Uruguay- Manuel García Rubio. Segundo: es una obra redonda, repleta de matices, de ingenio, de ironía dulce y finalmente melancólica, con una absorbente y juguetona estructura y unos personajes tan entrañables como humanos. Tercero: su lectura requiere paciencia -generosamente recompensada-, pues hasta bien avanzado el libro, de más de quinientas páginas, el rumbo narrativo es errático -y no por descuido- y sólo la voz del narrador, su voz peculiar y plagada de errores de escritura, ata al lector al texto con un raro encantamiento”. Nuño Vallés, en Elconfidencial.com.
“Sal es un libro inteligentemente escrito, con cimientos líquidos pero no por ello menos firmes. Excavados por un autor que no tiene piloto automático. Apuesta arriesgada con óptimo resultado. El aparente caos narrativo al que somete al lector tiene mapa pero no brújula. Secretos, resortes, trampas y señuelos. Su prosa es nerviosa, dinámica, nunca verborreo, y la trama delirante hace que tengas una espontánea sensación de cosa viva. Como un caleidoscopio culto y cosmopolita manejado por un asilvestrado tío de provincias. (…). Porque Sal, más allá del humor y la distancia, también te va calando esa firme voluntad de los personajes por ser felices al precio que sea. Sin contornos ni aristas. Moldeables por el entorno. Por las cosas que le pasan a uno en la vida mientras vive. Irreductibles en su necesidad de ser algo. Y que ese algo no se disuelva en esta vida líquida y moderna”. Carlos Zanón, en Avui.
“Con Sal estamos ante una máquina de contar irreverente, que desafía al lector a seguir leyendo, a seguir buscando para que al final de la novela todo termine en… léanla: sus 510 páginas, más la página de créditos, no tienen desperdicio. Encajan a la perfección cuando por fin el aparato hace clic y todo cobra sentido y todo se diluye. Cuarenta y nueve capítulos llenos de guiños (hay uno a la película El graduado, búsquenlo), de complicidades y, sobre todo, de muy buena literatura. Manuel García Rubio nos invita con esta novela a evaluarnos, a seguir adelante por los sueños que tenemos que cumplir y nos advierte de que no los dejemos, que somos sal y en sal nos convertiremos todos. Y nos diluiremos”. Pedro Crenes Castro, en La biblioteca imaginaria.
“Metaliteratura en estado puro. (…). Nada sobra y nada falta en Sal porque, como en las matrioskas rusas o en esas viejas cajas chinas, al final de la novela todo cobra sentido, y cada personaje adquiere una nueva dimensión”. Luis García, en Cuadernos del Sur.
“Sal es rosada en algunas páginas, cristalina en otras, tierna, con sabor propio bien señalado, soluble en el agua y en la inteligencia, crepitante en el fuego y muy apropiada para sazonar ideas e intenciones, y conservarlas”. Pepe Monteserín, en La Nueva España.